Era como si el corazón le palpitara; daba la impresión a lo lejos, que una pequeña luz latía intermitente bajo su chal blanquecino (como todo el resto de sus ropas y el pelo) y la hacía refulgir en medio de la oscura sala, entres los espectadores: en ese lugar en que se empeña en permanecer. La noche de ayer, durante su homenaje por el Día Internacional de la Mujer en las instalaciones del Teatro Experimental del Espacio Cultural Metropolitano, Gloria Gómez Guzmán es escuchó sus poemas, sus escritos, en las voces de sus lectores.Y uno si ponía atención, pudo escuchar el tono acre en contraste de ese rostro permisible, esta vez acaso comprensivo y que reflejaba mucha paz; una mirada dirigida a su público y seguidores.
El Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, en coordinación con el METRO, realizaron la celebración cultural por el Día Internacional de Mujer, centrado en la persona y la poesía de la poeta Tampiqueña Gloria Gómez Guzmán. El grupo de lectura en voz alta dirigido por la doctora Ana Elena Díaz Alejo, fue leyendo a modo de homenaje un extracto de la obra poética de la reconocida escritora.
Celebraron a la mujer y a la poesía, como parte del
Festival Internacional “Grito de Mujer”, con la participación del Grupo de Lectura en voz alta Tomiyauh y el encuentro de escritores Los Santos Días de la Poesía. Fue tal vez por el año de 2009, cuando Díaz Alejo tiene un acercamiento con la poesía de Gómez Guzmán, y reconoce en su columna semanal, su experiencia en ese encuentro:
“He intentado leer a Gloria Gómez en el día, pero sus versos se acantonaron; las letras, como erizos, se convirtieron en esferas herméticas, y las páginas, fieles guardianas, no me dieron el paso. Tuve que esperar, humildemente, la llegada de la noche” dijo entonces.
No eran la epopeya de estos años nuestros días (1981), Litoral sin sobresaltos (1984), Para quienes en altamar aún velan (1987), y Aguamala y otros poemas (1998) fueron algunos de los poemarios escogidos de donde se leyeron algunos fragmentos.
El recital lució estupendo con iluminación apropiada; los lectores: More Castillo, Ana Luisa Verdusco, Gilberto Castañeda, Guillermo Guzmán y, como invitada Sandra Muñoz, con distintos matices y tonalidades dieron un cariz muy correcto a la presentación, en voz de sus lectores. Un merecido homenaje, para quien nos ha dado “imágenes y definiciones preñadas de agresiva e implacable sensorialidad cuyos golpes apenas permiten al ser humano levantarse de sus abismos” en palabras de la propia Ana Elena Díaz Alejo.
Entre el público, también estaban los artistas, los escritores, los periodistas, la familia, los amigos pero sobre todo los lectores de Gloria: todos aplaudieron la noche de ayer en este homenaje a la escritora.
Para agradecer inmediata la distinción de la que fue objeto en el METRO; Gloria, prácticamente brincó al estrado, olvidando los escalones. Luego la directora del Espacio Cultural del Metro, Elvia Holguera, le entregó un reconocimiento en medio de los aplausos y los flashazos de las cámaras.
En una breve entrevista, confesó que agradecer el honor al que fue objeto y confesó, que la especialista en filología y letras había podido hurgar en lo profundo de sus sentimientos de su corazón. Agregando que lo que nunca hubiera podido hacer era leerse; lo importante que era escucharse en las voces de otro y sobre todo que haya sido esta fecha: “es un honor que sea el día de la mujer; ¡la mujer que grita..!, -mientras un nudo en la garganta, le evitaba continuar-, muy, muy especial.
Minutos después y con la misma sencillez y desenfado que le caracteriza, rompiendo con todo protocolo y parafernalia, se despojó del listón impuesto en su pecho para la ocasión…, y ya “en familia” (así lo dijo), en libertad, la mujer se tomó fotografías con sus seguidores y dio firma de autógrafos durante largo rato, escuchando en su pueblo el verdadero tono y voz de su poesía.
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