De la Embajadora MPI Karina Luz Bocanegra.
La idea de celebrar un festival pensado para honrar, reivindicar y homenajear a todas las mujeres del mundo, -ideales contemplados en mi agenda personal y por los que luchado desde que tengo memoria-, me resultó bastante apropiada. Sí, muy apropiada.
Así empieza esta aventura, que a través de la promotora cultural “Diablosazules” que dirijo junto al poeta Stanley Vega, iniciamos la búsqueda de un espacio donde puedan acoger a un púlpito de gritonas poetas que no toleran injusticias ni reprimen su sed de igualdad. Se buscó auspicio de diversas instituciones a las cuales aplaudo por apoyar el único vehículo capaz de transformar el mundo: la poesía. (Asoc. Pataz, Sistemas Sánchez Rivas).
Un mes después, sin previo aviso y como producto del azar, nos encontrábamos poetas y artistas de diferentes ciudades y países en el Colegio de Arquitectos, listos y listas para desplegar nuestras cuerdas vocales en una sola voz ardiente. 
Como organizadora del evento, había preparado un discurso sin título que abordaba el tema de género desde mi particular punto de vista: exigir a todas las esferas sociales igualdad, justicia, no discriminación, no violencia simbólica, no agresión, y para las mujeres que se autoflagelan: encontrar su propia voz. Se citó a la brillante y arrolladora Simone de Beauvior con la frase más famosa de su libro El Segundo Sexo: No se nace mujer, sino que llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino; mientras tanto como fondo surrealista, en el écran se proyectaba la imagen de esta pensadora francesa adelantada a su época -como todos los grandes genios de la historia-, junto a las fotografías de Alejandra Pizarnik, Sylvia Plath, Blanca Varela, Anna Kavan, Emily Dickinson, George Sand, y otras figuras representativas de la Literatura Universal.
En las mesas poéticas nos acompañó Dira Martinez de Venezuela, poeta comprometida con la paz y creadora de la intervención de cuerpos; Bethoven Medina, trujillano consagrado en el mundo literario nacional e internacional; Dina Sánchez, trujillana notable y poeta deslumbrante; Fiorella Rodríguez de Cajamarca, quien con apenas catorce años ya tenía antecedentes poéticos nacionales e internacionales. Por otro lado, los artistas visuales Susana Aguilar y Renato Milla sedujeron con sus magníficas fotografías sobre la naturaleza (en el caso de Susana), y cortos sobre la doble identidad de las mujeres contemporáneas que se baten entre mostrar su verdadero rostro y el rostro que les exige el patriarcado. “Las dos nadias” y “Paisaje de Sutileza Noctámbula” de Milla, los cuales sorprendieron por su profesionalismo y originalidad.
Hacia al final de la velada, que contó con la asistencia de un público numeroso, Dira Martinez intervino a esta rebelde con su plumón negro -el color del universo-, y plasmó dos versos en cada uno de mis brazos, respectivamente: “Me convertí en una coleccionista de ausencias” (derecho), “Pensé que te lo había dado todo” (izquierdo).
Entre aplausos, el presentador Luis Cabrera, reconocido poeta liberteño, invitó a las mujeres y hombres del público a leer sus creaciones; el micrófono estuvo abierto para gritos de todos los colores.
El festival no terminó allí, porque entrada la noche se llevó a cabo el concierto por la igualdad y la no violencia en el local del café bar Bohemios, quien también apoyó esta gesta libertaria poética. La Banda de rock aeroarbol, los solistas Diego Segura y Marcelo Noriega nos deleitaron con temas propios y algunos covers. El festival finalizó hacia las 00:30 horas.
¡Gracias Mujeres Poetas de todo el mundo!
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